Cuco y Copo

Desde que tengo memoria siempre me han acompañado en mi soledad mis gatos. Han llegado muchos y tantos otros se han ido. Desde mi chimino, relampago y pitirijas en Ecatepec. Furris, Sabroso, Paliacate, Lola, Cheto, Birlochas, Pinky, Lagaña, Nacanieves, Leopoldo, Paleta, Tuna, Huarache, Nopal, Zarape, Concho, Yoda, Bulbo y Copo en Tlalnepantla. Y ahora aqui en Tlatelolco tengo a Copo y Cuco.
De todos estos gatos los que mas lamente su perdida fue de Yoda quien murió envenenado y solo atinó con sus ultimas fuerzas a meterse a mi cuarto para morir a mi lado; Paliacate que ya no podía cruzar la azotea puesto que también lo habían envenenado; Lola que tenía lombricitas y era quien me unía a Lili pues eramos sus papaces; Cheto, Pinky y Huarache que aunque no han muerto se quedarón en casa de mi papá pues estaban muy acostumbrados a estar ahí.
A Copo la traje conmigo pues la tengo y me ha seguido desde que unos niños que la encontraron atrapada en un árbol la llevarón a nuestra casa pues sabian nuestra fama de asilo de gatos. Asi que no podía dejarla sola, le costo adaptarse y le fue mas fácil cuando le trajimos a Cuco a quien encontramos tirado en la calle bajo la lluvia bien pequeñito.
Ahora son los mejores amigos aunque al principio no se aceptaban. Copo es algo enojona, elegante, ya tiene casi los 7 años, blanca con su collar de cascabel y Cuco es un niño travieso con el que se ensaño Dios al hacerlo pues solo le puso una raya por boca, burlon pues cuando lo regañamos sale corriendo para regresar nuevamente a la travesura por la que se le regaño.
En fin, este es mi tributo por mis pequeños que hacen menos triste mi vacio interno, por quienes me acompañan aunque me enoje con ellos y que noche con noche salen a la puerta a recibirme..